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ASAPAR - Investigación actual de la artritis


¿Cómo se desarrolla la investigación de la Artritis?
Línea de los anticuerpos anti TNF
Fármacos que actúan sobre las Células B y T
Línea de los antagonistas del receptor de interleucina-1
Línea de los inhibidores de quinasa de Janus (JAK)
La genética
El ARAVA
Notas de prensa

Debido a que la Artritis tiene una relativamente alta incidencia entre la población (se estima alrededor del 0,5% al 1%), y por lo invalidante de esta enfermedad, hay a nivel mundial una mayor concienciación sobre el problema, y por lo tanto existen varias líneas de investigación abiertas.

Aunque todavía no existe un tratamiento que cure por completo la AR, por lo menos ya se dispone de buenos medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAME), que mejoran mucho el estado general, retrasando el daño en las articulaciones.

¿Cómo se desarrolla la investigación de la Artritis?

La investigación acerca de la artritis se puede dividir en dos grandes bloques: uno el que se refiere a la ciencia básica, en el que se incluyen todos aquellos estudios que van dirigidos a la investigación acerca de las causas que provocan la enfermedad y acerca de los factores que pueden inducir que se desarrolle la misma, una vez que la causa principal ya ha actuado.

En este sentido se está trabajando sobre el posible papel como inductores de la enfermedad de agentes como bacterias y virus, sobre el papel que desempeñan los genes (la herencia), el medio ambiente (sustancias tóxicas, clima, alimentos...), las hormonas;y un gran grupo de trabajos dirigidos a esclarecer el papel que juega el sistema inmunitario (las defensas) en la enfermedad; también la experimentación de los fármacos en el laboratorio, respecto a los fármacos antiinflamatorios, los fármacos modificadores de la enfermedad (metotrexato, azatioprina, sales de oro, leflunomida, cloroquina, ciclosporina A) y nuevas tendencias como anticuerpos monoclonales, la plasmaféresis, irradiación linfática, drenaje del conducto torácico, sinovectomía química o isotópica (anticuerpos monoclonales).

El otro gran bloque de investigación lo podemos llamar como de estudios clínicos, incluyéndose en este grupo todos aquellos estudios que analizan tanto el efecto de los fármacos sobre los pacientes, como los efectos secundarios que se pueden producir y la forma de evitar o minimizar estos efectos. En este sentido se hacen estudios comparando dos o más fármacos entre sí, o un fármaco con placebo (esto quiere decir que la persona que se asigna como placebo no se le da la medicación que se está probando), con la finalidad de encontrar fármacos más eficaces o con menos efectos secundarios, encontrar el momento más idóneo para la utilización de determinados fármacos, y la gran asignatura pendiente: el encontrar un fármaco o medida que sea capaz de inducir la remisión (curación) de la enfermedad.

En este segundo bloque se trabaja también sobre cuestiones como encontrar parámetros que midan el estado real de la actividad de la enfermedad (lo que puede ayudar a planificar la estrategia de tratamiento), el estado funcional del paciente (es decir, de que forma está afectado para la realización de actividades de la vida diaria) y el estado global de bienestar del paciente. Se investiga sobre medios que permitan adelantar el posible pronóstico de un enfermo concreto, de forma que pueda influir en modificar la medicación, y sobre parámetros que midan el efecto real de la actuación multidisciplinaria (medicación, rehabilitación, fisioterapia, cuidados de enfermería, apoyo psicológico...) sobre el enfermo.

Todos los implicados en el cuidado de los pacientes con AR, médicos y profesionales asociados, enfermos e industria farmacéutica deben estimular, favorecer y colaborar en la investigación sobre los diversos aspectos de la enfermedad. Ello permitirá un mejor conocimiento de la misma para ofrecer en el futuro mayores expectativas para quienes la padecen.

(extraído de la página de la LIRE)

Líneas de investigación actuales

Línea de los anticuerpos anti TNF

Los tratamientos dirigidos a reducir la acción del Factor de Necrosis Tumoral (TNF) son los denominados "Tratamientos Biológicos".

Repitamos aquí lo que se entiende por TNF:

Factor de Necrosis Tumoral (TNF): Es uno de los elementos implicados en el mantenimiento de la inflamación en pacientes con artritis y es fabricado por células inflamatorias. El TNF es el mensajero de una proteína (metaloproteinasa) que es culpable de iniciar y magnificar la reacción de inflamación que padecen los pacientes de AR. El TNF es producido por células específicas - macrófagos y sinoviocitos, que son las células del revestimiento sinovial. En la inflamación de la AR, los niveles de TNF pueden estar presentes en el líquido de las articulaciones, así como en el suero.

Los medicamentos biológicos (que son anticuerpos monoclonales) sobre los cuales se están haciendo los últimos estudios clínicos son los siguientes:

  • Enbrel (principio activo etanercept) . Actúa produciendo un inhibidor del TNF mediante la fusión de una porción de P75 (célula receptora del TNF) con lo que llamamos la porción de Fe de la cadena de inmunoglobulina humana. Esta proteína combinada, actúa como esponja y absorbe el factor de necrosis tumoral (TNF), según está siendo liberado. Dado que está hecho de componentes humanos, no hace que el cuerpo produzca cantidades significativas de anticuerpos, en contra de éste. Se administra a través de inyección subcutánea en dosis de 25 mg, dos veces a la semana
  • Remicade (principio activo infliximab) Bloquea la acción del T.N.F. para reducir la inflamación. Se administra de forma ambulatoria en forma de inyecciones intravenosas a cada cuatro u ocho semanas.
  • Amgevita (principio activo adalimumab) son anticuerpos monoclonales que actúan bloqueando la actividad del TNF. Es administrado por inyecciones subcutáneas quincenales que el mismo paciente aprende a colocarse. Amgevita ata específicamente a la TNF-alfa y bloquea su interacción con los receptores de la superficie TNF de la célula P55 y P75, y así se evita que se inicien las acciones procoagulantes y proinflamatorias del TNF.
    Se administra cada dos semanas por medio de inyecciones en el muslo o abdomen. Debe refrigerarse
  • Cimzia (principio activo Certolizumab Pegol) es el primer anti-TNF PEGilado. Es un nuevo anti-TNF que, gracias a su innovador mecanismo de acción y su posología mejorada, pudiéndose administrar por vía subcutánea cada 2 ó 4 semanas, aumenta nuestro arsenal terapéutico en una enfermedad tan compleja como la artritis reumatoide.
  • Prolia (principio activo Denosumab). Denosumab es un medicamento que pertenece al grupo de los anticuerpos monoclonales. Actúa uniéndose a un receptor celular llamado RANKL e impidiendo su activación, lo que ocasiona una inhibición en la formación de osteoclastos y en su funcionalidad. Estas células están implicadas en la perdida de masa ósea y por la tanto favorecen la aparición de fracturas. El medicamento se administra a una dosis de 60 mg cada 6 meses.
  • Simponi (principio activo Golimumab). es un medicamento que pertenece al grupo de los anticuerpos monoclonales. Su mecanismo de acción consiste en bloquear el efecto del factor de necrosis tumoral, sustancia que pertenece al grupo de las citocinas y facilita el desarrollo de la respuesta inflamatoria. Es por lo tanto un inhibidor del factor de necrosis tumoral e inmunosupresor (disminuye la respuesta inmunitaria). Se administra en forma de inyección subcutánea. La dosis habitual es 50 mg una vez al mes.

La investigación con estos medicamentos están dando resultados muy buenos, aunque obliga a un control permanente para evitar que se puedan producir efectos secundarios, pues estos medicamentos bajan las defensas del organismo. El médico reumatólogo podrá derivar a estas terapias cuando haya fracasado el tratamiento con otros medicamentos modificadores de la enfermedad, como pueden ser el Metotrexato, el ARAVA u otros.

Estos medicamentos por estar en fase de investigación clínica son todavía bastante caros.

Fármacos que actúan sobre las células B y T

  • Rituxan (principio activo rituximab) probado recientemente para personas con AR moderada a severa que no responden adecuadamente a la terapia con uno o más antagonistas del FNT (factor de necrosis tumoral). Ataca selectivamente los linfocitos B, involucrados en la inflamación. Ha mostrado buenos resultados en combinación con metotrexato.
    Se administra mediante infusión lenta por vía intravenosa. El medicamento debe administrarse en un periodo de varias horas para evitar y vigilar cualquier reacción alérgica.
  • Orencia (principio activo abatacept) bloquea la activación de linfocitos T en personas con AR.Se administra por vía intravenosa en dosis que varía de 500 a 1000 mg a 0, 2 y 4 semanas y luego mensualmente.
Línea de los antagonistas del receptor de la interleucina-1

Al arsenal terapéutico de la artritis se ha incorporado recientemente un antagonista del receptor de la interleucina-1 (una enzima beta-conversora existente en el organismo), medicamento denominado "Anakinra", con distinto perfil de seguridad e indicado en pacientes con artritis en los que está contraindicado el uso de antagonistas del TNF, o sea pacientes con insuficiencia cardiaca y enfermedad desmielinizante (que son enfermedades que se caracterizan por la ausencia de mielina que es una vaina que recubre los nervios). Su uso también podría ser utilizado en pacientes que no toleren el tratamiento con medicamentos antagonistas del TNF.

  • Kineret (principio activo anakinra) Al arsenal terapéutico de la artritis reumatoide se ha incorporado recientemente un antagonista del receptor de la interleucina-1 (una enzima beta-conversora existente en el organismo), medicamento denominado "Anakinra", con distinto perfil de seguridad e indicado en pacientes con artritis reumatoide en los que está contraindicado el uso de antagonistas del TNF, o sea pacientes con insuficiencia cardiaca y enfermedad desmielinizante (que son enfermedades que se caracterizan por la ausencia de mielina que es una vaina que recubre los nervios). También podría ser utilizado en pacientes que no toleren el tratamiento con medicamentos antagonistas del TNF.
    Se administra a través de inyecciones diarias con un dispositivo especial.
  • Actemra o RoActemra (principio activo Tocilizumab). es un anticuerpo monoclonal humanizado que se une al receptor celular de la Interleucina-6. Puede administrarse como monoterapia o asociada a metotrexato. La administración de tocilizumab debe ser una vez cada cuatro semanas por vía intravenosa con una duración de una hora. La dosis recomendada es de 8 mg por kilogramo de peso corporal. Es posible que en los pacientes con enfermedad hepática o problemas sanguíneos tenga que ajustarse la dosis de tocilizumab o metotrexato o deba interrumpirse el tratamiento
  • Kevsara (principio activo Sarilumab). El ensayo clínico en fase III Saril-Ra-Mobility ha demostrado que el tratamiento con sarilumab (el primer anticuerpo monoclonal completamente humano contra el IL-6R) combinado con metrotexato (MTX) mejora los síntomas de los pacientes con artritis reumatoide (AR) cuya respuesta al tratamiento con metotrexato (MTX) era insuficiente. Este estudio, desarrollado por Sanofi y Regeneron Pharmaceuticals, ha demostrado que el tratamiento con esta molécula mejora también la función física e inhibe la progresión de la lesión de las articulaciones. “Cada vez se considera más importante el bloqueo de la IL-6 como solución terapéutica para la artritis reumatoide”, ha declarado Neil Graham, vicepresidente de Regeneron Pharmaceuticals y encargado de la dirección del Programa de Inmunología e Inflamación, quien también ha indicado que estos resultados les han alentado mucho “puesto que han manifestado la eficacia de ambas dosis de sarilumab, administradas en semanas alternas”.
Línea de los inhibidores de quinasa de Janus (JAK)

Los Inhibidores de la quinasa Janus, también conocidos como inhibidores de JAK o jakinibs, son un tipo de medicamento que funciona mediante la inhibición de la actividad de una o más de las enzimas de la familia de quinasas Janus (JAK1, JAK2, JAK3, Tyk2), interfiriendo así con la vía de señalización JAK-STAT. Estos inhibidores tienen aplicación terapéutica en el tratamiento de enfermedades inflamatorias, como la AR.

Mecanismo de acción Las citoquinas juegan un papel clave en el control del crecimiento celular y la respuesta inmune. Muchas citoquinas funcionan mediante la unión y la activación de los receptores de citocinas del tipo I y del tipo II. Estos receptores, a su vez dependen de la Janus quinasa (JAK) que son de la familia de enzimas para la transducción de señales. Por lo tanto, fármacos que inhiben la actividad de JAK bloquean la señalización de citoquinas.? Más específicamente, Janus quinasas fosforilan activan los receptores de citoquinas. Estos receptores fosforilados a su vez recluta factores de transcripción STAT que modulan la transcripción de genes. El primer inhibidor de JAK para llegar a los ensayos clínicos fue tofacitinib. Tofacitinib es un inhibidor específico de JAK3 (IC50 = 2 nM) bloqueando así la actividad de la IL-2, IL-4, IL-15 e IL-21. Por lo tanto la diferenciación de células Th2 se bloquea y por lo tanto tofacitinib es eficaz en el tratamiento de enfermedades alérgicas. Tofacitinib en menor medida también inhibe JAK1 (IC50 = 100 nM) y JAK2 (IC50 = 20 nM) que a su vez bloquea IFN-gamma e IL-6 de señalización y por consiguiente de diferenciación celular Th1. (Fuente: Wikipedia)

  • Xeljanz (principio activo tofacitinib) Inhibidor potente y selectivo de la familia de las JAK. En las células humanas, tofacitinib inhibe preferentemente las señales de transducción activadas por receptores de citoquinas heterodiméricos que se unen a JAK3 y/o JAK1, con una selectividad funcional superior a la de los receptores de citoquinas que activan señales de transducción a través de pares de JAK2. La inhibición de JAK1 y JAK3 por tofacitinib atenúa las señales de transducción activadas por las interleucinas (IL-2, -4, -6, -7, -9, -15 y -21) y los interferones de tipo I y II, lo que da lugar a la modulación de la respuesta inmune e inflamatoria
    - en combinación con metotrexato está indicado para el tto. de la artritis reumatoide activa de moderada a grave en ads. que no han respondido de forma adecuada o que son intolerantes, a uno o más fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad.
    - en monoterapia para el tto. de la artritis reumatoide activa de moderada a grave en ads. en caso de intolerancia a metotrexato o cuando el tto. con metotrexato no sea adecuado. Se administra a través de inyecciones diarias con un dispositivo especial.
  • Olumiant (principio activo Baricitinib) es un inhibidor selectivo y reversible de JAK 1 y JAK 2 que logra, mediante la inhibición de estas proteínas, reducir la inflamación característica de la AR. Este novedoso mecanismo de acción dirigido a una diana específica (como son los JAK) ha demostrado su eficacia para frenar la progresión de la AR, al tiempo que permite reducir algunos de los efectos secundarios más comunes de los FAME sintéticos convencionales como metotrexato.
  • Jyseleca (principio activo filgotinib) Filgotinib es un comprimido oral que se administra una vez al día y está indicado para el tratamiento de la artritis reumatoide activa de moderada a grave en pacientes adultos con respuesta inadecuada o intolerancia a uno o más fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAMEs). Filgotinib se puede utilizar en monoterapia o en combinación con metotrexato (MTX).
La genética

La investigación genética está en pleno desarrollo y quizás muy pronto podamos disponer de terapias esperanzadoras.

Nosotros no presentamos aquí su contenido por lo técnico y especializado del asunto.

El ARAVA

El ARAVA (principio activo leflunomida): funciona de forma parecida al metotrexato, y que previene la inflamación en la artritis bloqueando una enzima llamada dihidroorotato deshidrogenasa. Pueden ser utilizadas por pacientes que no toleren el metotrexato. Contraindicación: las personas con infecciones activas y a las mujeres embarazadas o lactantes no deben tomar leflunomida.

Notas de prensa

Un medicamento para tratar tumores del sistema inmune podría unirse al arsenal de nuevos fármacos para combatir la artritis. Así lo acaba de revelar un estudio realizado en más de un centenar de pacientes: tan sólo dos inyecciones del producto mejoran los síntomas de la enfermedad durante un año.

Lo cierto es que en los últimos años el tratamiento de esta enfermedad autoinmune ha experimentado un importante cambio. Hasta entonces, "teníamos poco que ofrecer al paciente que no responde a la enfermedad, entre un 20% y 30% de las personas con artritis", explica José Luis Marenco, jefe de la sección de Reumatología del Hospital Universitario de Valme (Sevilla) y uno de los autores del trabajo.

La enfermedad ha cambiado drásticamente gracias a los fármacos biológicos que atacan específicamente ciertas moléculas responsables de la inflamación, como el tumor de necrosis alfa (TNF alfa, en inglés) o la interleucina-1.

El anticanceroso que ha evaluado el nuevo estudio (rituximab, un fármaco obtenido mediante ingeniería genética) "es, en cierto modo, una terapia similar, porque es un anticuerpo contra un tipo celular concreto", precisa Marenco. En este caso, actúa sobre otro de los protagonistas de la inflamación: una sustancia (CD20) que se encuentra en los linfocitos B.

El estudio

Este antitumoral se emplea habitualmente para tratar ciertos linfomas no Hodgkin, pero un pequeño estudio ya había sugerido que podría tener su utilidad en la artritis. La nueva investigación, que hoy publica "The New England Journal of Medicine", lo confirma.

Los autores, procedentes de 11 países (entre ellos España, que ha aportado una veintena de pacientes de 10 hospitales), evaluaron a 161 personas divididas en cuatro grupos. Tres de ellos recibían el rituximab (solo o combinado con dos tratamientos clásicos de la enfermedad) y el cuarto (grupo control) únicamente metotrexato, el antirreumático más empleado en la enfermedad. El anticanceroso se inoculó por vía intravenosa al comienzo del estudio: una inyección el primer día y otra a los 15 días.

A los seis meses se vio que los regímenes que incluían el rituximab habían conseguidouna mayor respuesta a la enfermedad (mejorías en el número de articulaciones dolorosas o hinchadas, en la función física del paciente, en la intensidad de su dolor, en la actividad inflamatoria, etc.). Entre el 33% y 43% de los voluntarios de estos grupos respondieron a la terapia, frente a un 13% de los del colectivo control.

Ventajas y peligros

Algo que ha sorprendido a los autores es el largo tiempo que se ha mantenido esta mejoría: Tenemos pacientes que llevan dos años sin que vuelvan a necesitar tratamiento, señala Marenco.

En la mitad de los tratados, la mejoría se prolonga un año, incluso más, mientras que en los demás estos cambios duran seis meses. Por el contrario, las otras terapias biológicas deben administrarse en intervalos más breves (de dos veces por semana hasta cada ocho semanas).

De todos modos, aún pasará un tiempo antes de que el fármaco se una a ese arsenal terapéutico. Así, los autores advierten que todavía es necesario evaluar cuidadosamente las tasas de infecciones que sufren los pacientes tratados.

Aunque la mayoría de los efectos adversos asociados con las inyecciones de rituximab fueron medios o moderados (prurito, tos, hipotensión o hipertensión transitoria), 11 pacientes sufrieron efectos adversos graves. Uno de ellos falleció por una neumonía, si bien los autores no saben si se debe al tratamiento o a una patología previa.

¿Cuánto tiempo?

Desde el pasado mes de diciembre está en marcha un segundo estudio (con un número de participantes similar al que se acaba de publicar) que pretende evaluar los niveles de seguridad y eficacia del fármaco, dice Marenco.

Si atendemos a lo que ocurrió con los anti-TNF, en dos o tres años podríamos estar utilizando rituximab de modo normal, explica. Para este reumatólogo, el trabajo "es un paso más en la revolución en el tratamiento de la artritis agresiva que se ha producido en los últimos cinco años".

Además, el estudio da pie a que se investiguen nuevas vías de tratamiento, pues también aporta claves sobre la patología: Hasta ahora, se consideraba que entre los dos tipos de linfocitos del sistema inmune, los T eran los que tenían un papel patogénico importante en la artritis. Pero el trabajo ve que las células B también tienen un rol importante sobre la enfermedad.

N.B.: Queremos dejar claro que las investigaciónes que aparecen a seguir todavía se está probando en cobayas, no habiendo sido probado en humanos.

  • Un grupo de investigadores del Departamento de Biología Celular de la Facultad de Biología de la Universidad Complutense de Madrid ha descubierto que un compuesto endógeno natural, el péptido intestinal vasoactivo (VIP), se puede usar de forma eficaz como agente terapéutico contra la artritis en ratones de laboratorio, según publica la revista "Nature Medicine".
  • Según una noticia aparecida en el "Sunday Telegraph", científicos británicos afirman haber encontrado la primera evidencia de que la artritis es curable.
    Los investigadores del University College de Londres dicen haber descubierto la causa de que el sistema inmune ataque por equivocación a las articulaciones y al tejido sano de los afectados, y añaden que la curación pasaría por actuar sobre los linfocitos B, que defienden al organismo frente a virus y bacterias mediante la producción de anticuerpos.
    Los linfocitos B fabrican accidentalmente anticuerpos que atacan al tejido sano. En el caso de la artritis se trata de un ataque sostenido al tejido articular. "Probablemente, basta con un solo error genético en la vida para que se desencadene esta reacción, la cual se convierte en un círculo vicioso". La forma de romper ese círculo vicioso es emplear fármacos que busquen y destruyan los linfocitos B, los cuales, al contrario que otras células inmunes, no son imprescindibles para la mayoría de las personas.
    El organismo responde a la destrucción de estas células fabricando nuevos linfocitos B, y las probabilidades de que vuelva a suceder el mismo error que desencadenó la enfermedad son mínimas.
  • El bloqueo de IL-6 con CIS3 reduce la severidad en AR: Una terapia génica basada en el gen CIS3, que bloquea la acción de la interleucina 6 (IL-6), puede reducir la severidad de los síntomas asociados a la artritis (AR), según una investigación publicada en el último número de "The Journal of Clinical Investigation".
    Un equipo de la Universidad de Kyushu, en Fukuoka, Japón, ha investigado si el bloqueo de la actividad de la IL-6 con dos genes, el STAT3 y el CIS3, en ratones con artritis inducida reducía la severidad de los síntomas. "Los resultados mostraron que la administración del gen CIS3 en las articulaciones de los animales disminuía drásticamente la severidad de la enfermedad. Además, era más eficaz que el gen mutado STAT3 en cuanto a la reducción de la inflamación", señala Akihiko Yoshimura, coordinador del estudio.
    Los expertos explican que la transferencia genética del CIS3 es una alternativa prometedora para prevenir la destrucción ósea asociada a la artritis y representa una estrategia terapéutica novedosa para evitar la destrucción de las articulaciones de esta enfermedad.
    Para administrar los genes los especialistas utilizaron un adenovirus con garantías de seguridad. No obstante, reconocen que el adenovirus puede desencadenar una respuesta inmune si se utiliza de forma continua. "Esperamos localizar pequeñas partículas o medicamentos que mimeticen las acciones de esta terapia genética para eliminar este riesgo", ha afirmado Yoshimura, quien espera que los ensayos clínicos se inicien a corto plazo en todo el mundo.

A seguir un artículo publicado en medicinanews.com y que aparece citado en portalgeriatrico.net

Una bacteria común presente en el cuerpo humano y que siempre se había considerado benigna, está implicada en la activación o en el agravamiento de la artritis, según afirman científicos israelíes.

La bacteria pertenece a una familia conocida como "micoplasmas", que se encuentran normalmente en la garganta de las personas sin causar allí daños aparentes.

Científicos del departamento de microbiología de la Universidad Ben Gurion de Negev, en Israel, han comprobado que esta bacteria está presente también en las articulaciones del 20 por ciento de los enfermos de artritis y no en otros tipos de artritis.

Según han explicado en la publicación Journal of Rheumatology, estas bacterias parecen ser los "agentes" que disparan la acción del sistema inmune contra los propios tejidos del cuerpo humano.

La presencia de la bacteria se ha comprobado en los fluidos procedentes de las articulaciones inflamadas, en los que han aparecido las características del ADN de "Mycoplasma fermentans", así como los anticuerpos que se liberan contra estos microorganismos.

Los estudios de los investigadores israelíes han descubierto también la presencia en las articulaciones de una proteína de la cubierta celular de las bacterias que puede ser responsable de la inflamación que se produce en la artritis.

"Nuestros estudios sugieren que los micoplasmas en las articulaciones pueden estimular al sistema inmune para que produzca anticuerpos y un tipo de proteínas, conocido como "citocinas", muchas de las cuales son conocidas por provocar inflamación local y daños en los tejidos", afirma Jacob Horowitz.

Los investigadores israelíes citan en su informe otra investigación, realizada por científicos británicos y franceses que han confirmado la presencia de la bacteria en las articulaciones de los enfermos de artritis.

En la realizada en la Universidad Ben Gurion, se ha estudiado el caso de 57 enfermos de artritis. En al menos un 20 por ciento de los casos de artritis se han encontrado trazas del ADN de las bacterias, pero no aparecen en ninguno de los casos de artritis diferentes a la.

La mitad de los pacientes estudiados con la modalidad de artritis mostraban en sus articulaciones el doble de anticuerpos contra la bacteria "Mycoplasma fermentans" de lo normal.

Los investigadores han encontrado también los componentes específicos de la membrana de la bacteria que se consideran responsables de activar la producción de factores del sistema inmunológico como los conocidos como TNF-alfa que son responsables de la inflamación de las articulaciones.

La investigación, según han señalado los científicos israelíes, se suma a las crecientes evidencias de que muchas bacterias que están presentes en el cuerpo humano y se creían benignas pueden ser responsables de muchas de las enfermedades para las que aún no hay una respuesta.

También existen estudios en EE.UU. que demuestran (en laboratorio) que el desencadenante de la respuesta inmune es un carbohidrato, llamado glucosaminoglucano (GAG), uno de los principales componentes del cartílago, los fluidos articulares, el tejido conjuntivo y de la piel. Este estudio muestra que la artritis puede producirse porque el organismo maneja mal sus propios carbohidratos que, bajo circunstancias normales, no serían interpretados como una amenaza. De este modo, los anticuerpos se dirigen hacia los GAG, se unen a ellos y se acumulan en las articulaciones. Esto es lo que ocasiona el dolor y la inflamación. Habitualmente, estas sustancias inmunes -anticuerpos - se segregan ante una infección bacteriana (la superficie del patógeno - bacteria - también contiene moléculas similares al GAG). En la artritis, por lo tanto, el sistema inmune se dirigiría por error al carbohidrato producido por el propio organismo.

Noticia extraída de la revista "Los Reumatismos" (publicado por la Sociedad Española de Reumatología - SER) en su número de marzo-abril de 2004, página 25.

"Según ha anunciado recientemente EULAR (Liga Europea Contra el Reumatismo) los políticos de la Unión Europea parecen desentenderse del problema que supone el conjunto de las enfermedades reumáticas.

EULAR ha presentado una ofensiva de las asociaciones de pacientes de todo el continente europeo, incluyendo a Rusia y Países Bálticos. El objetivo es mejorar las perspectivas de los pacientes con artritis mediante el aumento de los recursos europeos de investigación en reumatología y la mejora de la legislación sobre incapacidad. Nuestro país se ha unido a esa iniciativa a través de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y de la Liga Reumatológica Española (LIRE)."

ASAPAR desea sumarse a esa iniciativa para que en el ámbito europeo se reconozca la importancia de la investigación en el campo de las enfermedades reumáticas.